15/10/08

Estúpido Dilema.

Eran las ocho y tres minutos de una tarde tranquila, mientras pensaba en blanco y nada, podía notar como el tiempo huía escurriéndosele de entre sus manos. Fue entonces cuando para aprovechar tiempos nuevos que llegaran, se puso a pensar en cómo no desperdiciar ni los segundos, ni los minutos, ni las horas y muchísimo menos los tan preciados días. Para plantearse el cómo debería reaccionar ante la cuenta atrás de su vida, se preguntó a sí mismo cual era el tema que le apresaba y retenía; sin mucho esfuerzo comprendió que la clave de tal dilema, era el tiempo, era la base actual de la sociedad, era el capitán y dueño de nuestras vidas, era, las cadenas que nos atan a la realidad y nos niegan el sueño si no es eterno. Pero era también la razón de la luna, la razón de las estrellas, la del sol, era la naturaleza inerte y el refugio del dolor pleno. Terminando de analizar cuantos beneficios se obtienen del tiempo, miró a su alrededor; a su derecha y sobre la mesa, un calendario, en su muñeca izquierda un reloj, frente a él y colgadas de la pared una sucesión de fotografías de su persona en distintos años de su vida. -"Para detener el tiempo, habría que detener cada una de nuestras vidas y eso es algo que no nos permite el corto sendero de nuestra existencia…". -"Si destruimos el tiempo nos destruiremos, si le ignoramos nos ignoraremos y si lo agrandamos, empequeñeceremos". Después de darle mil y una vueltas, se percató de que lo mejor sería aprovecharlo, sin más, simplemente aprovecharlo. Luego se levantó y mirando su reloj, dijo: "Ni tan siquiera sabiendo cómo, podría aprovecharlo, puesto que son las doce y media, es tarde y el día se me ha ido.

Autor: Daniel Rguez.