1/9/09

Su entrevista

Sus ojos llenos de rabia ardían en azules llamas, despertó con esa triste actitud vacía de sentido, lloraba por cuanto se le hacia sentir a su alrededor con una hipócrita sonrisa y mirada de amigo que engañaba a quien se le impusiera en su camino. Pensaba; no había peor enemigo que aquel que se antojaba a los contrarios como perdido, débil y solitario. Sabía bien que haría, como y en que momento, medía con exactitud cada segundo, cada gesto, cada paso… Tenía en sus manos tanto poder y tanta seguridad que estaba dispuesto a comenzar la primera batalla de una guerra que desconocida, él propiamente se impuso hacía ya mucho tiempo. Buscaba el riesgo como quién busca afilar la guadaña de la muerte con armaduras de seda blanca y rosas carmín, conocía su difícil destino y las curvas que iba a encontrar pero continuaba asegurado de que tenía a su favor el tiempo de una vida que le esperaba, la energía del joven que era y la adaptación de los elementos a los que escribía. Creía en los márgenes que avistaba como experiencias a aprovechar con creces y aunque apenas le costaba, no se permitía alejarse de a quienes él quería.
A veces envidió esa forma de ser sin percatarse de quién era, y aunque su única duda fuese su persona nunca le importó conocerse y que pensaba que no le involucraba a él ese cometido. Quién sabe si fuese ese su mortal error, si debía cometerlo para acabar con su mundo. Quién sabe si su mundo existía o lo fabricaba a su medida. Quién sabe si vivía en sueño o soñaba en vida… Luego de contarme esto, confesó al mirarme a su espejo que si debiera contestar quién era y lo que hacía; seguro, claro y tan breve como bravo, diría; "soy amigo, feliz y no en vano vivo mi vida, si supieras cuánto quiero y admiro, seguro de que amaré más cuánto más conozca, si supieras cómo soy, con quién vivo y adónde voy…, te repito que soy amigo, feliz y no en vano vivo".

Autor: Daniel Rguez.