Tu ausencia

Alma de mis sueños censurados,

razón seria del nublar de mis sentidos,

vedada mi pasión que no admite la sociedad

si te imagino mía, mi amor, si te pienso.

Soledad agria cuando te marchas,

árida, desierta queda mi alma,

si te ausentas cariño, si te vas, si te pierdo

tu ausencia detiene mi tiempo de paz,

mis poemas no valen si no te llegan

y a tu vuelta, regresan mis ansias llenas

de batallas de besos, de tiempos de guerra.

Enturbias mi karma, aceleras mi pulso

y te juro que no hay nada que mas espero

que vivir de este nuestro sueño, su curso,

que reinventar nuestro amor desde cero,

cada día que no estas, cada minuto,

cada espacio de tiempo que nos separa,

no queman mi ilusión, mi amor queda impoluto,

no se gastan mis versos enamorados,

no se apaga el resplandor de mi mirada.

Si andas lejos, dejo sólo pasar los días en luto

y espero la cuenta atrás de los segundos,

hasta alcanzarte corazón, hasta saberte cerca,

hasta decir tu nombre y oír tu respuesta.

Sueño de un amor que no tenía

Todo, todo, absolutamente todo,

Y tú, que llegaste a un tercio de mi estancia

ya estabas antes de nada

como preferencia que mi corazón dictaba.

Todo amor es único desde su partida

y tú mi amor, que siempre fuiste una ilusión,

te encuentro ahora en mi vida,

calmando la desidia de mi búsqueda,

armando mi presente con detalles que yo pedía,

con astillas de la alegría de tenerte,

porque nada, nada, absolutamente nada,

tengo que reprocharte de nuestros encuentros,

sino los días que me dejas a mi albedrío,

los besos que no me has dado,

las noches que no compartimos

que se me antojan siglos baldíos.

Entres caminos.

En los montes del olvido,
en los llanos del desierto,
tras las piedras que se hunden
en los lagos de la desidia,
en las sendas que no son buenos caminos,
pisa cauto, lento y afianzando
sobre las lozas de barro cocido.
Entre la niebla y el destino,
si se pierde de vista el sendero,
se pierden los peregrinos,
pisa cauto, lento y afianzado,
sobre la tierra, las hojas del camino,
que húmedas del rocío, ya no crujen,
pero a veces esconden barro.
Cuídate de la noche que trae el descanso,
que si pausas a menudo,
también se pierde el brío.
Pisa cauto, lento y afianzado,
que no te venza el miedo al camino,
que el temor a andar no te invada,
que es mejor andar tropezando
que caer sin haber andado,
por los montes y los llanos,
entre las piedras y los lagos,
por las sendas y caminos,
pisa cauto, lento y afianzado.

Arbitrario.

Me resulta imposible verte desde fuera,
compensado con el tiempo que me distes,
lo que me sobran son tus quimeras.
Ahora creo verte hundir tu historia en decadencia.
Calmado de la sed de verte asfixiarte,
desperté hace tanto…
que no recuerdo el día en que te soñé.
Seguro de haberte olvidado,
no te observo, pero cuando te miro,
te veo sin pena ni gloria,
como al tendero que vende frutas que no me apetecen,
como al desconocido que tampoco me quiere.
Ayer, que creí que te querría en derrota,
me equivoqué al pensar que te querría
y como no te deseo en forma alguna,
ni te invoco desgracias, ni te rezo fortunas,
me sorprendo indiferente sin saberte
de éste hombre, mujer devota.

Atril

A ti que templas mis sentidos,
atril de todos mis poemas
que llenas mis versos de sentido,
a ti , que hierves mis sueños.
A ti, que si te pierdo me muero
de ganas de encontrarte en vela,
dulce escena si me despierto,
clara esencia de tu tacto de seda,
a ti, oasis de mi desierto.
Te entrego el tiempo que me resta,
mis días, mis noches, mi alma,
a ti, no te cambio por nada,
a ti mi amor, te debo mi alegría.
Te doy gracias por tus besos,
por los dados y los prometidos,
por los años que hemos vivido
y los siglos que nos quedan.
A ti, que te prometo mi vida,
que no te imagino si no es a mi vera,
a ti cariño, a ti Lorena,
te quiero, hasta que me muera.

Amor habitual

Eres como caramelo derretido,
dulce si caliente, si frío, duro de roer,
manzana bañada en azúcar y miel,
mordisco prohibido del que no dudé,
puerta cerrada al tópico paraíso,
particular feria, atracción sin cuartel,
fiesta privada de mis deseos,
anhelo en tu ausencia, en tu presencia desdén,
secreto guardado, paso bien dado,
cura de mi ira y mi pasión,
despertar a plazos de este corazón,
romper a llantos, perder la razón,
llamada a cobro revertido,
afeitarse a contraluz.
Eres, como la razón de ser,
motivo a tropezones
que convence por placer,
mi conciencia a gritos, si yerro,
mi recompensa constante, si acierto,
la opción más acertada,
el error que no repetiré,
pues si a veces me olvido,
del acierto de estar contigo,
siempre me repito que tú,
en mis días peores, eres la única piedra
con la que no me canso de tropezar,
y si me quejo alguna vez,
es porque soy hombre herido.
Partido mi corazón y mi orgullo
de amor, por ti mi amor,
de saber que hoy, todo lo mío es tuyo.

Década sencilla

¿Quién me atrapa en esta vida? ¿Quién me mata?
¿Quién me obliga a vivir en esta celda de obligaciones?
¿Qué fue de los días que no terminaban?
Cuando de niño, no acababan las mañanas
y un día duraba lo que dura una vida.
Tardes de Sol que no pasaban, luz que no se iba,
juegos de niños, por otro lado, las niñas,
más juegos, más tiempo, más risas,
más problemas que siempre otros resolvían.
Qué fue de la década de balones y bicicletas,
de cuando las mayores heridas
eran la costra en los codos y las rodillas,
cuando la solución era un llanto
y un llanto no era la impotencia de saber
que el problema no tiene solución.
Ojalá hubiera sabido entonces,
que aquello era lo mejor de mi vida,
para pasar las tardes interminables,
entre juegos con otros niños,
mientras las niñas jugaban otros juegos,
malgastando el tiempo entre risas,
pateando balones, volando en bicicleta,
llorando para que otros me curaran las heridas.

Ábreme los ojos.

Háblame de ti,
de los besos que no te doy
y me pides en cada mirada,
de ese momento en que me voy
y acercas tus pasos disimulada,
para pedirme más caricias.
Cuéntame como me imaginas,
sola, en las tardes de mi ausencia,
si me buscas tras las esquinas,
cuando florece la primavera.
Cuando me esperas frente al televisor,
y yo, a dos metros, ignoro que me esperas.
Dime que es lo que te quema,
si te rozan mis frías manos.
Y en el lecho que compartimos,
aun cuando te abrazo ya dormido,
cuando discurre el caluroso verano,
dime cuándo pasas frío.
No dudes en pellizcarme
cuando no te veo a mi lado,
no vaciles en besarme cuando creo,
que suficiente te he besado.
Cárgate del cariño que me sobra,
aunque lo guarde a buen recaudo,
que lo guardo para que no sea robado,
en las noches que no me pides un abrazo.
Sílbame si es que me buscas,
no te escondas en las sombras,
ni en las dudas, ni en las esperas,
ni te calles, ni te pierdas.
No me dejes pasar de largo,
que ansío gastar mis besos,
y me comeré los sesos,
por gastarlos todos en tus labios.
Llámame a gritos si me quieres,
a gritos dime que me amas,
que yo a gritos te diré que me beses,
y ésos gritos soldaran nuestras almas.

Un paso extranjero.

Gateo extranjero sobre el asfalto
de nuevas urbes de provincias,
de una punta del mapa, al otro lado
del país en que errante vivo,
una vida de penas y alegrías
que no recuerdo hoy si he soñado.
Si no encuentro con acierto mi lugar,
me asedia por dentro la discordia,
me pierdo sin rumbo que me importe,
me amanso sabiendo que es tu norte,
el que me guía cuando contigo solamente
estoy seguro de encontrar mi gloria.
¿Qué me importa a mí la vida?
Si no la compartimos para vivirla
¿A quién le cuento que no te tengo?
Allí donde sólo te vea en mis sueños.
Me valen tanto tus dulces caricias,
tu olor, tu voz, tu esencia, tus besos,
que si no te tuviera a mi vera,
me costaría tantos lamentos…
Así que paga con tu amor mi destierro,
y aporta el feudo que hoy te pido,
porque yo te he dejado a crédito,
mi alma, mi voz, mis letras, mis besos,
el corazón que ayer me robaste
y el ritmo desenfrenado de mis latidos
a cada instante en que te veo,
a cada momento, cuando te pienso.
No conozco mayor declaración,
que saberse seguro de compartir,
las mañanas, las tardes, los días,
lo bueno y lo malo que venga
y tener la certeza de querer que así sea.
No imagino forma mejor de existir,
ni alegría mayor o que se aproxime,
a vivir lo que me queda de ésta vida,
unida a lo que te reste de la tuya.
¿No adivinas cuanto te quiero?
No te imaginas lo que me cuesta,
pedirte lo que convencido te pido,
haciendo que sin dudas entiendas
que estoy seguro de amarte,
que no tiembla mi voz al preguntarte
¿Lorena, quieres casarte?

Quién vence a quién.

Quién la sombra y cúal se pierde,
cuando los días explotan,
quién como muro de carga,
cuando las miradas hieren,
se hacen las frases cortas,
se afilan las navajas
y se dividen los bienes.
Si se pierde la palabra
o se equivoca la vez,
se preguntan quién se calza,
quién gana el próximo asalto,
quién inclina la balanza.
¡Escucha, piensa y dispara!
aguarda ahora tu turno,
hasta ver tu oportunidad,
si puedo no sólo gano,
si no que también me burlo.
¿Qué se avanza de esta forma?
¿Quién quita la razón a quién?
¿Cómo vence el burro al mulo
si ninguno lo hace bien?
Ni se vence ni se gana,
ni aun se tiene más valor,
se gastan esas miradas
que nos secan este amor.

Lejos.

Lejos, tan lejos que no te veo,
aquí no siento tus caricias,
no me llegan ya los besos
que ayer sin pedir, me sobraban,
ni te alcanzo, ni te huelo,
ni entiendo por qué no me muero.
Tardío de reflejos, aparezco vacío,
manco porque no te llega,
mi corazón que cojea
te busca en el teléfono
que me despierta si suena.
Vierto a veces algo de optimismo
y otras me ahoga la sinrazón
si no me creo bien querido,
tiemblo, no quiero perder este amor.
Rastreo por donde sea,
en busca de una gota de tu esencia,
que colme esta sed tan cierta.
Tu foto está sobre la cómoda,
quemada ya por el sol
y no me canso de quererla.
A ti también te quiero
y no pienso en otra cosa,
que no sea tu vuelta.
No es fácil aguantar este vacío,
ganar la distancia que nos separa,
despertar fuera de tus lindes
y sentir el nudo en la garganta.
Es más sencillo pensar que falta menos,
que tú también piensas en el tiempo,
que estoy convencido de lo que quiero,
igual que tú lo estas de tus sentimientos.
Añoro tenerte cerca,
tan cerca que pueda tocarte,
que sepas que me tienes al lado,
saber que estoy a tu alcance,
para si quieres extender tu mano,
para cuando quieras tocarme.

Mis tierras.

El trigo rubio de tu melena
cegado del cielo despejado
que imitan tus ojos claros
y que resaltan el sembrado de tus cejas.
La garganta pulida de tu cuello
que eriza los llanos de tu espalda
si se atreven mis calidos besos
a rozarte en horas de la mañana.
Y en las tardes donde sobra el deseo
las cerezas en el monte de tus pechos
maduran a un color rojo encendido
cuando el Sol que eres se ha escondido.
Me baño en el agua salada de tus mares
y me seco al viento de tus palabras
me calma el paisaje de tu mirada
que me hace olvidar los males.
Me pierdo por los llanos de tu vientre
sin cansarme de recorrer tus accidentes
y bebo agua dulce en la fuente de tus labios
si me canso de andar por tus barrios.
Los largos valles de tus piernas
donde siembro mis mayores celos
muestran el camino a ciegas
hacia el pozo de los deseos.
El rocío de todas mis caricias
riega las tierras que yo más quiero
y peregrino de tus senderos
camino hacia la ermita de tu encuentro.
Los hombros donde reposo
y tus manos, donde descanso
son las aldeas por las que paso
cuando necesito hacer un alto.
Es en tus curvas donde se posan
los pájaros de mi cabeza
las ganas que me rebosan
cuando eres tú quien me besa.
Los prados por los que pasto
los saltos que no supero
mi cortijo, mi finca, mi puerto,
mis ríos, mis montes, mis lagos.
Es tu cuerpo mi delirio
mi fantasía y mi calvario
la locura con la que me lío,
es mi único santuario.
No vendo ni una sola hectárea
las defiendo con todas mis armas
estas son las tierras de mis sueños
y tu eres el sueño de mi alma.

Sin tu carencia

Lindo con tus alrededores
obsesionado por tu vera
reacio a perderme de vista
emocionado con la vivencia
no te pierdo un segundo la pista
a no ser que tú lo quieras.
Ilusionado con tus mimos y amores
saciado seguro sin tu carencia
acostumbro mi alma entregada
básicamente a tenerte cerca
e intento siempre mantenerme
ligado a ti y esclavo de tu celda.
Tengo la suerte de tenerte
esperando a que yo te busque
quiero esperarte siempre que vienes
u ofrecerte que seas tú quien venga
intento darte aquello que te gusta
espero que te agrade lo que obtengas
repito siempre que puedo
optando por tu presencia.

Tributo de los enamorados

Él la besaba para demostrar que la quería
porque gustaba de los besos de retorno
y la sonrisa que encontraba en cada pausa,
la miraba con cara de torpe enamorado
y ella sonreía sabiendo que iba a recibir
los besos que aún no le había prestado.
La tenía en un pedestal, a los pies de la cima
bien orgulloso, más ciego que celoso
la vestía con halagos, razón y causa
bordándole de versos, pareados y rimas.
Él nunca le regateaba un beso
ella no dudaba en devolverle una caricia,
no había deudas de amor colmado,
no se rebosaban ninguno de los vasos
porque no enumeraban lo que recibían,
ni contaban lo que habían entregado.
Se confesaban de todo sin vergüenza,
sin cuidados de avergonzarse de los pecados,
pecaban cada día de amarse sin reparos,
pagando a veces el tributo de los enamorados.
Él la besa para demostrar que aún la quiere,
porque le gustan los besos que le retornan
y la sonrisa que encuentra en cada pausa,
la mira con cara de tonto enamorado
y ella sonríe sabiendo que recibirá,
los besos que aún no le han llegado.
La tiene en un pedestal, en lo alto de la montaña
muy orgulloso, cegado de amor y celoso,
la viste con halagos y con razón de causa
le borda de versos, pareados y rimas.
Él no le regatea nunca un beso,
ella no duda en darle una caricia,
las deudas de amor están salvadas,
los vasos no se han llenado
porque no cuentan lo que reciben,
ni cuentan nada de lo entregado.
Se confiesan de todo sin pudores
sin miedo de avergonzarse de sus pecados,
siguen pecando de amarse sin temorespagando a menudo el tributo de los enamorados.

Ángel

Eres la suerte que me acecha,
la lista de mis principios,
el ángel de mi guarda,
mi fruta y mi cosecha.
La percha de mis harapos,
el libro del que aprendo,
la prenda que más quiero,
el mejor de mis ratos.
La carta que te escribo,
el mayor de los regalos,
el mejor de mis estribos
y las ganas que más ansío.
Quiero dedicarme a ti,
rozar el margen de tu aliento,
sentir tus brazos sobre mí
y saborear el fuego de tus besos.
Oler la esencia de tu mañana,
vivir del aire que me dejes,
despertar oyendo tus palabras
y soñar que vivo en tus redes.

Una vida a tu vera

Yo aquí, escaso de tu presencia,
enamorado, febril cuando te alejas,
apto si te veo, triste y mal si me dejas,
queriendo creer que me piensas.
Dejado a la suerte de tenerte,
creyendo todo lo que me cuentas,
deseando que tu también me tengas
y conformado cada día sólo con verte.
Ilusionado con seguir a tu vera,
vergonzoso cuando te acercas,
pensando que llevo las riendas,
sin saber que eres tú quien las lleva.
¿Qué te doy para conservarte?
¿Qué tengo que te sirva de prueba?
Que miedo paso al imaginarme,
te yo te hable y tú no me creas.
Tengo un amor sencillo pero real ,
un corazón que late sólo por ti,
ganas de darte cada vez más
y toda una vida para compartir.
Un sueño en el que tú eres el centro,
una historia que comienza por ti,
un sentimiento que nace de dentro
y un amor que no conoce el fin.

Apuesta

Esta forma de echarte en falta,
de buscarte cuando te alejas,
de abrazar fuerte mi almohada
y querer siempre tenerte cerca.
Este esperar por tus llamadas,
me parte en pedazos el alma
que ahora huye alegre a tu lado,
siempre que eres tú quien la llama.
No me cabe tan enorme vacío,
mi pecho quiere pero no lo abarca,
este mal sentimiento de olvido,
cuando no estas para darme calma.
Estos celos con tan pocos motivos,
los motivos que tengo para amarte,
el amor que llevo cuando te visito
y la visita que cada día quiero darte.
Eres la amiga que más aprecio,
el precio que nunca regateo,
la jugada por la que apuesto
y la apuesta por la que arriesgo.
El amor que no estaba buscando
porque no sabía que existía,
eres mi sueño, mi paz, mi llanto
mis ganas, mi suerte y mi guía.

Ahora

Si pierdo de vista la costa,
miraré en el mar de tus ojos,
si el Sol ya no me broncea,
serás tú quien tibie mis penas.
Si dejo mi familia a lo lejos,
préstame la tuya en silencio
y si tiemblo de soledad,
consuélame con tu presencia.
Ahora que apuesto por tu vera,
por cambiar el rumbo de mis ideas
que no sabían de tu existencia
que me hace latir con más fuerza.
Ahora que te añoro si no te veo,
que cuando me hablas vivo,
que si no estás no sirvo
y en tu ausencia me muero.
Ahora estoy seguro de lo que digo,
seguro de saber lo que espero,
tranquilo cuando te afirmo
que siento que te quiero.

Eres un sueño

Eres un sueño en mi vida,
la vida que siempre soñé,
la chica que yo quería
y la que siempre querré.
Eres mi mejor “buenos días”,
la despedida que más me duele,
mi primera alternativa
y lo último que deseo perder.
Eres la suerte que he encontrado,
la inversión en que confío,
la alegría que siempre he buscado
y el mejor de mis alivios.

Ansias

Me muero por uno de tus abrazos,
por susurrarte esto al oído,
por oler la esencia de tu aroma
y recordarlo cuando te hayas ido.
Imagino el tacto de tu boca,
el roce de nuestros sentidos,
sentir mis dedos entre tu pelo,
y saber que sientes mis latidos.
Me quemo si tú estas cerca,
me perdería si me besaras,
me pesa que no me sientas
y me ahogo si no me llamas.
Pierdo cuando te marchas,
gano si es que te encuentro,
tu ausencia me desarma,
si no te tengo te invento
y tu presencia me calma.

Escapo

De esos ojos que me observan
y esos labios que no beso,
del rubio de su pelo
y sus salidas que me esperan.
Escapo de sus intenciones,
del deseo que me tienta,
del error que no cometo
y del tiempo que me queda.
En el roce de sus manos,
sobre mis hombros, mi cabeza,
y mis manos también se expresan,
cuando le frenan sus pasos,
que ni permiten ni dejan
cruzar la línea que le marco.
No me rompen sus deseos,
la indiferencia me abarca,
ni se entrega, ni la pretendo
ni la ato, ni se escapa.

Salí

Un silencio que duele
en el rincón más oscuro
unos ojos que lloran
al pensar en su mundo.
Una chica que lucha
que labra su futuro
que aguanta, que avanza
que le aprieta un nudo.
Un corazón con fuerza
que despierta por momentos
un destello de recuerdos
una lágrima al viento.
Qué largos son los días
y que cortos los veremos
cuando sean el pasado
y hablemos sobre ellos.
No hay persona que no ame
si no llora alguna vez
a su tierra o a su gente
o al deseo de volver.

Tiempo muerto

Se sabe mejor si no se tiene,
a quien hoy se quiere
y se teme si acaso se pierde,
la oportunidad de verle.
Yo, que sé a ciencia cierta,
conozco mis sentidos,
apuesto fuerte por tu vera,
que acelera mis latidos.
Hoy pierdo al no verte,
caigo lento, valgo menos,
mi porte se empequeñece,
y reviento por tenerte.
Este insípido tiempo muerto,
en el quicio de la relación,
este relato de enamorados,
en la morada del desamor.
No me puede, no me abate,
me consuela y me orienta,
a probarte y a conservar,
el cariño que te debo
y las ganas de continuar.
Las trampas en mi camino
se cruzan sin preguntar
y las sorteo, no por miedo,
sino por plena complicidad.
No me llaman esos labios
que me piden siempre más,
sigo firme, sin esfuerzo
me mantengo en mi lugar.
Porque tengo la certeza
y conozco mi interior,
porque me susurra una voz
que no quiero otro calor
que aquel que tú regalas,
sin pedirme mucho más,
y es que me gusta lo que tengo
y no lo quiero cambiar.

Ávila

A estas alturas de mi vida,
a ras de mi nueva carrera,
en el ecuador de mis rutas,
en el peldaño de esta escalera,
sorteando ratas y burlas,
poniendo empeño en no errar,
saboreando el reflejo futuro
de lo que hoy veo en el cristal.
Hay un ocupa en mi mente,
un forastero en mi interior,
un herrero, un sastre,
hay un cambio de color,
una vida que aún no alcanzo,
un sentimiento de rareza,
un tren que no me pierdo,
un camino entre la maleza.
No me apeo en este viaje,
no me quejo de esta época,
ni me agrando, ni me inclino,
ni me llevan, ni me pesa.
Qué dulce es el destino
y qué dura es su vereda,
qué largo es el camino
y que buena la vivencia.
La distancia no me aprieta,
la experiencia me avala
y cuando quiero ver mi hogar,
me asomo por la ventana.
Qué te digo que aún no sepas,
qué te cuento de este cuento,
qué esperas que te cuente
del gran paso de mi senda.

Oposición

A las buenas también se les gana,
a las partes que nunca creyeron
a aquellos que no se rindieron
a la primera caída mala.
Al trabajo y al sacrificio
siempre le sigue el resultado,
que suele ser el esperado,
si se trabajó con ganas.
Ahora peco de orgulloso
y salto de hoyo en hoyo,
allá donde estuve metido,
mostrándome bien crecido.
Una vez más le venzo al deseo,
alcanzo un sueño, una meta,
supero otro de esos problemas
y paso a una página nueva.
Ahora me siento fuerte,
amigo, sincero, calmado,
encaminado y valiente,
activo, feliz y colmado.
Me como el mundo,
me queda bien pequeño,
me río del tiempo pasado,
ya no vago moribundo.
He ganado un trabajo,
he perdido un gran temor,
he salido de un mal paso,
he aprendido una lección.

A tiempo parcial

Este tenerte a tiempo parcial,
esta distancia en el reloj,
este insípido entre semana,
esta cruda falta de tu amor.
El gélido de mi despertar,
los largos días de tu ausencia,
el dulce imaginar de tu voz
y el añoro de tu presencia.
Mis ganas locas de tenerte,
mis sueños futuros de darte
mi día a día y su gris color,
mi vida entera a regalarte.
Este poema que delira,
las palabras que te escribo,
mis intenciones de amarte
y todo lo que yo te brindo.
Todo sólo por conocerte,
por darte el resto de mi vida,
porque escuches lo que te digo
y entender todo lo que digas.

Obra de un acto

No me caven más deseos,
se rebosan mis sentidos,
ya no atiendo a razones,
me quema el fuego de dentro
y me duelen mis latidos.
Me sube alta la fiebre,
donde más duelen los golpes,
su sudor me humedece,
al mismo instante de verte,
mi ego se sube al monte.
Hierve mi sangre a tu tacto,
me mata esta gana de amarte,
me parten ansias de entrega,
mi obra sólo tiene un acto
y es el acto de tomarte.

Mi posición

Te espero a ratos muertos,
te busco si no te encuentro,
si me buscas me adivinas,
si me esperas desaparezco.
me vendo muy barato,
si eres tú quién compra
y si eres quién vende,
nunca alcanza la bolsa.
Siempre tuve bien claro,
lo que tolero y lo que exijo,
lo que quiero, lo que hago,
lo que siento y lo que pido.
Ni te vendo, ni te compro
ni te culpo, ni te mando,
ni te cambio, ni te amarro,
ni te aprieto, ni te absorbo.
En el quicio de tus dudas,
ábreme pronto tus puertas,
que las mías están abiertas
para las buenas y las duras.

Perdona

Perdona si te creo otra persona,
si confundo tu nombre entre risas
y te amargo en un segundo el día,
si quizá la memoria me traiciona.
Perdona si a pesar de lo que cuento
aún existen cabos que me aten al pasado,
si pierdo en un momento la noción del tiempo
y recuerdo en tus caricias un amor enterrado.
Perdona si no merezco tu compañía,
si acaso camino hacia el lado equivocado,
contándote al instante lo que siento,
sin percatarme del daño que te hago.
Si confundo tus roces con otras manos,
si te tengo a mi lado y no te veo,
si en el espejo tu reflejo me es extraño,
si te duele mi pecado de ser sincero.
Lo siento si mi amor no es primerizo,
a menudo me avergüenza mi experiencia,
me duele sentirme en el mismo camino,
me mata que no seas tú la primera.
Tengo un pánico enorme a confundirte
a que en tu mente creas que aún la quiero,
a que pienses que soy yo el que me engaño
o que no es amor lo que por ti siento.
Comprende que sólo supe amar de un modo,
de la manera segura en que a ti te amo,
con una fuerza inmensa y un reboso
capaz de ganar al tiempo y al pasado.
Perdona si no te inspiro confianza,
si te hago pensar en barbaridades,
si dejo sin querer bajar la balanza
y te suenan a mentiras mis verdades.

Imprevistos del tiempo

Cada paso que sumo a mi sendero,
cada uno de mis días, cada instante,
cada beso que recibo o que ofrezco,
cada problema, cada nuevo tiempo...
Cada amanecer en que despierto,
cada largo día al que me enfrento,
cada fin de ocaso al que llego,
cada una de las lágrimas que pierdo.
Me llenan los problemas que supero,
me rebosa el optimismo del que me valgo,
me parten de risas, los “peros”,
me arrebatan los muros estrechos.
No me pueden los imprevistos,
no me matan los desiertos,
no me abaten los sentidos
los malos golpes del viento.

El viaje

En el pueblo de Utrera
se inicia el viaje contado
para disfrute de amistades
y el desenlace de un romance
que dio comienzo en el pasado.
El aire ligero, andaluz
la fresca sombra,
el aroma de las flores,
el agrio del olor
del pomelo y la naranja,
el dulce del azahar
y el claro del agua.
Al norte, rápido, al norte
sin pausa de importancia
de noche pero con ganas
salimos a hurtadillas,
dejando Sevilla a la espalda.
Desde las murallas de Ávila
a la Sierra de Gredos,
entre las piedras de las casas,
los campos de trigo,
los picos nevados,
el pinar de los valles
que da sombra al río
y los caminos a caballo.
En balsa las aguas bravas,
desde Navalsequilla a Bohoyo
los rápidos, los saltos de agua,
el susurro del arroyo,
el fresco del aire,
las rocas del río,
el canto del paisaje
y el encanto del sitio.
Nosotros sumisos al Tormes
nos dejábamos llevar
por la corriente brava
y las ganas de remar.
Yo esclavo de mis sentidos
también me dejaba llevar
por los ojos recien conocidos
y su voz al cantar.
En ruta tocamos Segovia,
ciudad de antiguos artilleros,
la grandeza de su alcázar
y en seguida de vuelta,
casi sin pausa al sendero.
Luego Soria, seca y triste
vacía de alegría y brillo
dada la espalda por el Duero
negaba todo lo escrito.
Sólo la Laguna Negra
y la cascada que la llena
le dio algo de belleza
al negro de su pena.
Valdeavellano de Tera
muerto, escaso de vida,
aires malditos de pena,
lúgubre, falto de chispa,
olor a pasto podrido,
a húmedo y a corteza.
Y la segunda mañana,
fría, igual de muerta
pero helada sus almas,
nos hizo huir a Toledo,
tierra de castillos y espadas,
de antiguos caballeros.
De Toledo a Talavera,
allí anchos montes de pinos,
curiosos todos sus caminos
y estrechas sus carreteras.
Frenaron sus gotas de granizos
el afán por montar otro caballo
y recorrer a lomos el camino
de viejos señores y lacayos.
En Madrid acabó la suerte,
murieron los días buenos
en el Valle de los Caídos,
cayeron los últimos minutos
y se hizo el final recuento
de los recuerdos vividos.

Falso juicio

Qué caro cuesta un sueño roto,
te quedas recio y pesado,
puerco, rabiado, bruto y sólo,
te sientes inútil y basto.
Qué destino tan tozudo,
qué terco duro y sucio
saberte desechado.
Qué puta la suerte muerta,
la mierda sin sentido,
la estúpida inocencia
de ser el ángel caído.

Tus virtudes

La intensidad con que sonríes,
la sonrisa con que me ganas,
las ganas con que vives
la vida que te encanta.
El encanto de tus ojos,
los ojos de tu alma,
el alma de tus sueños,
los sueños que te calman.
Me tienen loco tus virtudes,
asombrado, ciego y flechado,
me rindes, me llenas, me aturdes
me tienes enamorado.

Teneos lejos

Me duele cada minuto que os robo
porque siempre al instante inmediato,
comprendo absurdo que se ha acabado.
Me quema el cariño que recibo
porque me supongo iluso sólo pensando,
que malgasto este tiempo tan contado.
Me avergüenza pensar si no correspondo
con la fuerza necesaria que precisa
el haceros sentir lo que yo siento en el fondo.
Me abate la rabia de no poseeros,
me mata, me crece la ira,
la mala suerte de teneos lejos,
la buena suerte de teneos en mi vida.

Viernes de copas

Hay quien insita a la gloria,
a pensar en roces y gemidos,
a cubrir un cuerpo de nata
y lavar ese cuerpo a lamidos.
Curvas vivas que te ponen recto,
erecto al momento, de forma mala,
curioso lo mal visto de dicho evento
aún siendo ésta, experiencia bien sana.
Triste costumbre negar las buenas ganas
para conformarse con una mano o un dedo,
irse solitario de nuevo a la cama
y pasar otra noche solo a palo seco.
También hay quién no conoce el sexo,
maestros en rápidas escapadas al baño,
inexpertos buscándolo como desesperados
y reincidentes experimentados en paro.
Viernes de copas e intentos vanos
y sábados de grandes borracheras
para olvidar entre las cervezas,
el mal rato del viernes pasado.
Da que pensar este dilema,
este tabú está mal mirado,
mejor callarme y no tocar el tema,
no vayan a calificarme de depravado.

Vedado

Te quiero decir algo,
pero no me atrevo
ni siquiera a nombrarlo,
por miedo a equivocarme
o a sentirme rechazado.
Te quiero hablar de amor
sin llegar a ser descarado,
no quiero provocar tu miedo,
ni alejarte de mi lado.
Te quiero decir dos palabras
que seguro haz adivinado,
pero prefiero hacer esto
mientras estrecho tu mano,
cuando te tenga enfrente
y lo oigas de mis labios.

Tortura al alma

No correrá una lágrima por tus mejillas,
no probaran tus labios el agua salada,
procuraré cambiarlas todas por sonrisas
mucho antes de que se formen en tu alma.
Tras el primer beso que me atreva a robarte,
espero ver en ti el brillo de la alegría,
tras el primer “te quiero” que tú me regales,
seguro veras en mí el brillo de la mía.
A menudo en la noche te imagino a mi lado,
detrás de mi, abrazada fuerte a mi espalda,
sintiendo en mi cuello, el húmedo de tu vaho
y ocupando el vacío que hoy me niega la calma.
Me tortura cada segundo de tu ausencia,
el saberte lejos es algo que me mata,
me duele cada metro que nos aleja
y me quema esta forma de echarte en falta.

Largas noches de invierno

Me cuesta odiarte aún luego de tu desprecio,
me duele amarte sabiendo que no te tengo,
me arde el pecho cuando a veces te espero,
me quema la ira de saberme un deshecho.
Me sabe a dulce pensar en tu arrepentimiento,
me gusta pensar que quieras empezar de nuevo
para verte pedir perdón y llorar sobre mi pecho,
para negarte mi retorno y arrepentirme yo luego.
Hay noches largas de invierno en las que no duermo
de sólo pensar que tú tampoco estés durmiendo,
hay días más cortos en los que no te echo de menos,
días que terminan en esas largas noches de invierno.
Tengo minutos tristes de soledad y miedo
miedo a la verdad de entender que no me quieres,
pánico a que olvides que te creo lo más perfecto,
temor a que pienses que ahora soy yo quién carece de deseo.
Tengo momentos buenos y no tan buenos,
te tengo el cariño que siempre te tuve,
el odio por tu respuesta a mi amor sincero
y las ansias de perdonarte dándote mil besos.
Sé que puedo vivir con tu ausencia
o al menos eso es lo que yo creo
pero sé también que busco tu presencia
y llenar con tu ocio todo mi tiempo.
Y a pesar de todos estos pensamientos,
después de cuestionar todos mis sentimientos,
me sabe a dulce pensar en tu arrepentimiento
para negarte mi retorno y arrepentirme yo luego.

Traidora.

Qué acerba tu despedida,
basta, severa y rápida,
cortaste en dos, dos vidas
con cuatro palabras vanas.
Despertaste valiente un día
tras cuatro años y tres meses
y confesaste en una hora
lo que hacía años rondaba en tu mente.
Qué dulce alivio sentirías,
qué peso el que perdiste,
que sorprendió tu cara de triste
el retorno de tu alegría.
A qué sabrá la traición
como la vivirás en tu persona
¿Te avergüenza tu postura
o la indiferencia te corona?
Qué será de lo que fuiste,
de aquello que iré olvidando,
del cariño que me tuviste
y del amor que te fui robando…

Almas gemelas.

El valor de nuestra amistad
no se mide con favores,
no decrece con los meses
ni interviene en los amores.
Nosotros nos vemos poco
y también por poco tiempo,
nos hablamos pocas horas
y a veces ni siquiera eso.
Pero estas almas gemelas
no se separan por nada,
están unidas a fuego
y nos alegran las caras.
Porque cuando yo te pienso
me invade la alegría,
reboso de mi orgullo
y paso mejor el día.

Verano azul.

Amanecer de lágrimas y llantos
palabras que incitan despedida
el día de un verano acabado
y una promesa de por vida.
Recuerdos de instantes ya pasados
ilusiones para un futuro juntos
que poco a poco se irán borrando
mientras nos separa este mundo.
Agujas en nuestros corazones
temblores en nuestras frías manos
días empapados de emociones
y el mayor sentimiento humano
que es el verdadero amor mutuo.

Arroba.

No conozco ni tus ojos, ni tus besos
nunca he visto de tu piel su color
no sé de tu cuerpo ni tu cabello
y quizá nunca sienta tu calor.
Pero tu voz quema mis sentidos
y tus palabras me traen ilusión
tu presencia acelera mis latidos
e imagino abrazarte y alcanzar tu olor.
Ardo de ansias por amarte
por rozar con mi fuego tu corazón
por rendirme a tus ganas de besarme
y por ganar un pedazo de tu amor.

La prueba de fuego.

No ansiaba ni su carne, ni su fuego interno
no quería su tiempo, no pedía su amor
no soñaba con sus ojos o con su pelo
no era fémina digna de mi poca atención.
Pero hechizaba mi ego la idea real
el hacer una conquista distinta a la actual
el saberme todavía con magia y capaz
de ganarme el alma de una chica al azar.
Era tiempo de crecer mi amor propio
y no prueba de amor a mi compañera,
era riesgo alto, ¡como de locos!
pero asunto de importancia suprema.
Entonces no contaba los juramentos
no existían mi moral y mis promesas
me supe acabado, bebido y sediento
y busqué prueba certera por respuesta.
Me avergüenza mi cruda hipocresía
me quema la peligrosa mentira,
le temo al secreto mal guardado
y a la falta errónea de mi cuidado.
Poco confío ahora en mi silencio
y sé que ese día no valió la pena
toma pues de mi experiencia mi consejo
y si llega tu hora, ¡piensa con la cabeza!

Malos sueños buenos.

Hoy que sueño con grandes cambios
y que no duermo sólo pensando,
qué daría por tenerla en mi mano
y beber de sus fimos labios.
Ahora que arriesgo tantos años
apostando ciego por el engaño,
no me atrevo a confesar verdades
ni a parar mis calamidades.
Y pensar que no busco carne
si no verme capaz y fuerte…
saber que puedo valerme
y que no pasaré hambre.
Me gusta el pecado que cometo,
robar corazones y besos,
tener batallas que contar en verso.
Y aún así el miedo me asalta,
me encogen mis crudas palabras,
mis fríos actos me matan
y se me oscurece el alma.
Pero qué le pido a la vida
que no sean momentos de fuego,
que pueda saciar mi ira
y hacer crecer mi ego.
También temo vivir en vano,
morir un día antes de tiempo,
echar de menos lo no disfrutado
y sentir no haber sentido lo que siento.

Miedo.

Ya te valga verme evento exento
que si de cuernos yo presumiera
a pesar de mis historias y tus cuentos
perdiera yo el segundo y tú la primera.
Y para muestra de tal decreto
ya sabe quien me conoce el miembro
que apenas trabajé y casi sin esfuerzo
para llevármela más de una vez al huerto.
Mas, bien sabe Dios que no debes preocuparte
pues mejor sé yo, que si bien me cuidas
igual trato pienso darte.
Que no te extrañe mi rara postura
que si dudo, no es por tu simple conducta
ni porque fuera uno quién piensa engañarte,
es mas bien por el miedo a tener que dejarte.
E igual que a las malas a duras prevengo
para muestra de lo sincero de mi cariño
aquí te plasmo cuatro líneas en versos
en pos de curar la herida que la desconfianza hizo.
No hay forma de demostrarte mi amor inmenso
ni encuentro manera de decir lo que quiero
así que espero te basten los detalles y pormenores
que con el día a día yo te ofrezco.

Mi alma en venta.

Vestida de piel tersa y lacia melena
adornada de dulces manos y ojos lagos
vendiera yo mi oscura alma inquieta
por el precio de quedar siempre a su lado.
Y si le puede el tiempo a la vida
que no venzan los años al fuego,
que pasen los días no inadvertidos
y aprenda por segundos el ego.
Porque aún me rinde tu risa
y tu voz calma mis delirios,
quizá luego más cueste querernos
aunque seguro más hiera perdernos.
Que cara cuesta mi sola vida
que la vendo a cambio de la tuya,
Alto precio el de existir
si cuando el mal se ausenta
inventamos propios inconvenientes
y el miedo en nuestra mente se asienta.
Vestida de piel tersa y lacia melena
adornada de dulces manos y ojos lagos
vendiera yo mi oscura alma inquieta
por el precio de quedar siempre a su lado.

El sello.

Mal arte el silencio que no ausenta,
pobre, escasa y rústica mi fantasia,
el mal callado de mi pluma herida
y la suerte de mi mano ya muerta.
Se helaron mis labios vivos,
sangraron mis manos resecas
y prendieron las hojas lentas
con los viejos sueños vahídos.
Alguien colgó mi talento en vano,
quemó mi suerte errónea en sano
y creó con aires y gestos de bien
mi alegría agradecida, alguien.
¿Quién selló la ira del poeta?
¿Acaso murmieron mis llantos?
¿O visitaron ángeles mi regaso
y aullentaron mis ansias de letras?
Se apagaron los horizontes
y el cielo no lució una estrella,
la lluvia empapó mis prendas
y el peso no soportó tal azote.
Hoy nace la voz ahogada
en el lugar donde sin montes
pereció fria, oscura y de mañana
frente al rechazo con voz de acorde.

En el valle del hada

Calza un alma que abate
haciendo de ella un hada,
a veces cura y otras daña,
no es distinta, es extraña,
tuerce tu senda, la corrige,
aturde, hiela, cela y sonríe,
late, aviva, te cubre y te abarca.
Te besa y quema la piel,
estorba tu mente y despista,
quieres ser libre y te suelta,
usurpa tu entorno, es lista,
irrumpe en ti, altera tus venas
e incluso peca de diabla
rozándote si aún duermes la noche
o si aún descansas al alba.

El túnel del hielo

Se me antoja de extraño,
de impuro y de engaño
que tras tantas y grandes ilusiones
llegara el final con tales menciones.
Y veo mayor y clara hipocresía
que ni siquiera en un principio
sintiera el más mínimo dolor
por lo que en su casa pasó
hace tan sólo un corto mes
desde aquel largo e indiferente día.
Será porque la quise como a la vida,
aceptando que no era diferente
Sino por sus imprevistos atractiva,
o quizá porque al máximo contrario
no me bastaron dos largos años
para que se grabara en mi mente
y saber hoy, que ayer no la quería.
Me quedo de necio en su ausencia
y recio del mal trago y la sorpresa,
le dejo un buen puesto en mi memoria
y sin deseo de retornar al romance
queriéndote, aunque no como antes,
te guardo como experiencia gloria.
Ya me cobijo en otros brazos
y distintos roces me templan
pero olvidaste tu braza en mi regazo
cuando quisiste ponerme en venta.
No se llena tu vacío con mi suerte
ni me hartan de amor ya tus voces,
pero me crece el saberme en agrado
y el valerme sólo sin verte
porque si dolieron tus coces,
también es cierto que esos golpes sanaron.
Me parece de falso cuento
que esa historia acabara
sin dejar apenas huella clara
de algún hondo lamento.
Se crea en mi mente una fábula,
una imagen al frío desnudo
que peca en exceso de nula
y en mi garganta aprieta el nudo.
Me provoca la experiencia agria
y me quema este sucio averno,
me hunde, me ahoga y me extasia
el pasar de gloria a deshecho
Pero si el túnel se mostró helado
bien supe calzar mis pies descalzos,
trazar mi ruta con el rumbo contrario
y ganar la batalla al estar solitario.
Me provoca la experiencia agria
y me quema este sucio averno,
me hunde, me ahoga y me extasia
el pasar de gloria a deshecho.

¡Basta coraza!

Me cansé de la coraza de acero,
no más escudos ni espadas,
dejo en reposo esa defensa
porque ya esos tiempos pasaron,
los de caballos y caballeros,
los de atalajes de cuero
y las armaduras color plata.
Quedaron atrás los miedos
y quemaron brujas y brujos
hace ya suficiente tiempo
como para esconder los lujos.
Se acabó el peso de una herida
y quedo libre de volver a cortarme
con la misma hoja en esta vida,
ya no hay flechas que me desarmen,
no quedan coyotes ni emboscadas,
se exterminaron las manadas,
se perdieron todos los enemigos,
las tardes de penas y penitencias,
las mañanas solas de suspiros,
los días de gloria, las batallas.
Hoy pongo mi corazón al desnudo
y rompo a gritar mis sentimientos
quitando así de mi garganta el nudo.
Ayer fui guerrero y hoy poeta,
ayer era yo, hoy lo mejor de mí,
ayer tenía un sueño, hoy la meta,
ayer una herida y hoy a ti.
Y si no te tuviera conmigo
obtaría por algún otro camino,
pero sin hierros ni armaduras,
cabalgando seguro mi sendero
con la cabeza alta aunque modesto,
jugando con fuego sin temor a quemaduras.

Relato de un beso

Siempre el trueque de tus besos
me pareció el primero de mi existir,
con las manos adolescentes, inquietas,
el alma por deseo a un paso de morir
y los ojos a poco de estallar de brillo,
el respirar de nervios alterado
procurando no equivocar el instante de pausar,
mientras bebo de tu boca tu elixir,
sacio mi sed y tú te haces un mar.
¡Qué me duele el espacio inmenso
que apretado cubre nuestro aliento,
entre el instante de parar de tomarte
y el momento de retornar a besarte!
¡Qué me hiere cada vez sentir quererte,
saber que me quieres y no tenerte!
¡Qué me mata cuando te pienso!
¡Qué me revienta el relato de un beso!

¿Ensueño?

No quisiera despertar arrepentido de arrojar mi tiempo, no me gustaría estar derramando ciegas ilusiones falsas ni agradaría a lo poco que soy llegar a sentirme nada, no sabría olvidar lo que tuve y dejar tras de mí mi miedo. Si te pierdo tengo la excusa bien pensada, me hice con un motivo por escudo al partir porque al probar tenerte consigo por consuelo ventajas para no andar en vano, para esconder mi sentir. Pero si resulto estar dormido y pasa que despierto, si por casualidad descubro que es otro el sendero, no será motivo de alerta, ni será caso para mi huida, no me hundiré si no te tengo, no daré lugar a la caída.
Que sea la vez que me derrumbe mi suerte, luego del último alba, tras dejar de tomar aire, en el lado desconocido cuando la muerte me alcance y no antes en vida, para no en esta perderme.