15/3/10

El sello.

Mal arte el silencio que no ausenta,
pobre, escasa y rústica mi fantasia,
el mal callado de mi pluma herida
y la suerte de mi mano ya muerta.
Se helaron mis labios vivos,
sangraron mis manos resecas
y prendieron las hojas lentas
con los viejos sueños vahídos.
Alguien colgó mi talento en vano,
quemó mi suerte errónea en sano
y creó con aires y gestos de bien
mi alegría agradecida, alguien.
¿Quién selló la ira del poeta?
¿Acaso murmieron mis llantos?
¿O visitaron ángeles mi regaso
y aullentaron mis ansias de letras?
Se apagaron los horizontes
y el cielo no lució una estrella,
la lluvia empapó mis prendas
y el peso no soportó tal azote.
Hoy nace la voz ahogada
en el lugar donde sin montes
pereció fria, oscura y de mañana
frente al rechazo con voz de acorde.

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