15/12/11

Década sencilla

¿Quién me atrapa en esta vida? ¿Quién me mata?
¿Quién me obliga a vivir en esta celda de obligaciones?
¿Qué fue de los días que no terminaban?
Cuando de niño, no acababan las mañanas
y un día duraba lo que dura una vida.
Tardes de Sol que no pasaban, luz que no se iba,
juegos de niños, por otro lado, las niñas,
más juegos, más tiempo, más risas,
más problemas que siempre otros resolvían.
Qué fue de la década de balones y bicicletas,
de cuando las mayores heridas
eran la costra en los codos y las rodillas,
cuando la solución era un llanto
y un llanto no era la impotencia de saber
que el problema no tiene solución.
Ojalá hubiera sabido entonces,
que aquello era lo mejor de mi vida,
para pasar las tardes interminables,
entre juegos con otros niños,
mientras las niñas jugaban otros juegos,
malgastando el tiempo entre risas,
pateando balones, volando en bicicleta,
llorando para que otros me curaran las heridas.

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